David Rojo
Cabo San Lucas ha resultado ser una ciudad abandonada por el poder político.
Incluso, en este 2025 ya con la toma de protesta del XV Ayuntamiento de Los Cabos, con el evento político de los llamados Cien Días del gobierno municipal que preside Christian Agúndez y con cinco meses del nuevo trienio municipal 2024-2027 no hay ningún pronunciamiento de alguna acción estratégica social.
No es el Plan Nacional de Vivienda una acción municipal, a tal punto que en estos momentos se desconoce qué respuesta municipal con el abasto del agua potable y con el tratamiento de las aguas residuales para ese nuevo núcleo de viviendas que iniciaría con 500, pero que podría llegar a sumar 2 mil 500.
Es decir, la acción municipal debería ir de manera paralela o adelante de la federal. Pero, no se sabe nada.
Y en cuanto al agua es de recordar aquella expresión de 7/24 del primer gobierno municipal morenista 2018-2021 que aludiría abasto del líquido todos los días a toda hora; y de la segunda planta desalinizadora, lo que se dice, ni sus luces. Y la primera abajo de los indicadores proyectados de producción.
Brutal, aparte, la expansión de los asentamiento humanos en zonas de riesgo.
Por ello, cuando se habla del sexto municipio en Baja California Sur, en este caso Cabo San Lucas, cunde el sospechosismo.
Por la columna de Tecla 7/6 de ayer lunes 24 en el que se aborda el respectivo tema, y que hoy se encuentra en la agenda legislativa sudcaliforniana, se recibieron llamadas telefónicas y mensajes digitales. ¿Cómo lo del sexto municipio?
Mientras a la lacerante realidad social se imponga el cinismo político, más de estos temas serán de amplio impacto social. No porque habrá cosas nuevas y mejores, simplemente por el hartazgo ciudadano de cara a políticas públicas fallidas y el agandalle de los recursos públicos.