Me sentí agraviado, en lo personal (con subrayado), cuando Morena pretendió arroparse con la tragedia de la represión estudiantil del 2 de Octubre de 1968 durante el tercer debate presidencial.
No hay ninguna cercanía morenista Ni Perdón Ni Olvido de aquella terrible fecha.
Tan no la hay que, cuando la supuesta consulta popular para juzgar a ex presidentes, Morena y el propio presidente López Obrador incurrieron en omisión histórica en agosto de 2021: no se llamó a cuentas a Luis Echeverría Álvarez.
A quien fuera secretario de Gobernación cuando la masacre estudiantil y presidente cuando la masacre estudiantil de 1971 no se le puso en la lista de los ex presidentes a juzgar. Estaba vivo, Echeverría, cuando aquella consulta, moriría casi un año después.
Manuel Bartlett, de los principales cuadros morenistas, fue subdirector de Gobierno (de Gobernación, cuando Echeverría era titular de esta cartera federal).
Y cuando la represión estudiantil del ´71 con el “halconazo”, Bartlett era director general de Gobierno en la Secretaría de Gobernación.
La movilización estudiantil reprimida aquel terrible 2 de Octubre de 1968 tenía que ver con la apertura democrática, Morena en el tercer debate presidencial dejó en claro que no está por la representación legislativa de las minorías. Y, precisamente, a uno de los hoy principales cuadros políticos morenistas, Bartlett, secretario de Go0bernación en el sexenio priista de Miguel de la Madrid, se le cayó el sistema en 1988 lo que abrió la puerta al tan denunciado fraude electoral perpetrado en contra de Cuauhtémoc Cárdenas.
Nada que ver con las vidas perdidas, reprimidas, encarceladas, desaparecidas.
Nada que ver con todo un túnel en cuya oscuridad quedó la justicia.
Tal cual se ha distinguido Morena con priistas y panistas de la vieja escuela, no tenía ningún sentido pretender arroparse con lo del ´68 en el tercer debate presidencial.
A Morena se le debería de meter por todos los poros de la piel política la realidad que sacude a diversos sectores de la población. Pero, si incurre en el yerro de arroparse con lo del ´68 se exhibe ausente de esas grandes alamedas que se ganaron por la democracia medio siglo atrás.
Ausentarse de la realidad tiene su costo social.
Y el sexenio morenista tiene sus realidades. Quitó el mito de no mejorar el salario mínimo, cuya definición era un vergüenza constitucional –y que aun tiene su contradicción de cara a las necesidades de los hogares empobrecidos–, pero en contraste tal mejoría fue golpeada por la inflación. Y la moneda nacional ha estado bajo la banda de los 17 pesos por dólar pero tal mejoría no se reflejó en menor precio de la gasolina, por citar:
Cada devaluación o pérdida del poder adquisitivo del peso mexicano con el dólar estadounidense, servía de pretexto para encarecimiento de todo. Entonces, ¿por qué, diablos, ahora que es al revés no cayó el encarecimiento de los productos y servicios?
Realidades sobre dichos.
Hace cuatro años sobre Dos Bocas. El presidente López Obrador:
“Vamos a ser muy cuidadosos.
“Imagínense lo que hablábamos cuando se hizo un cuestionamiento de que se invitó a tres, cinco empresas para lo de la Refinería porque cuidamos que fueran empresas serias y especialistas.
“Si se abre y entra cualquier empresa y resulta que nos queda mal y no se termina la obra en tres años ni siquiera en el sexenio. Y no cuesta ocho mil millones de dólares la Refinería sino 15 mil. Se acaba todo, nuestro prestigio, se fracasa. Harían los brindis de los conservadores, de los fifís, diciendo: ya ven ahí está la 4 Transformación, ahí está la honestidad. Entonces tenemos que cuidar eso”.
Y aun Dos Bocas no produce combustible. Y no se fue a 15 mil millones de dólares, a 22 mil millones.
Hay un presente del que Morena no se puede desatender.
Mucho menos pretender arroparse con lo del ´68.