David Rojo
Después de varias temporadas invernales de avistamiento de aves rapaces en Los Cabos y de enfocar por tal por días, semanas, hacia el final de la tierra peninsular con todo y Playa del Amor (ó, de los Amantes), se logró el testimonio fotográfico de la estampa paisajística de la bahía de Cabo San Lucas con del Aguililla Cola Roja.
Una estampa con sentido de pertenencia.
Se cuenta con decenas, centenares, de imágenes del Aguililla Cola Roja, incluso, entre tantas una en la que la percepción hace figurar que el aguililla vuela a un lado de la luna.
En esta ocasión se trata del registro fotográfico en primer cuadro del aguililla entre cables y un poste de la CFE, lo que es contradictorio y de riesgo cuando Los Cabos –y en el caso particular de Cabo San Lucas– se encuentra en medio de la ruta ciclónica.
Los Cabos se viste, sin embargo de incoherencias y de la corrupción e impunidad que se extiende con desarrollos habitacionales o de invasiones en medio de los arroyos.
Las aves de presa que se avistan en Los Cabos son un claro indicador de la salud del lugar, un destino y realidad no obstante marcado por políticas públicas municipales fallidas, compadrazgos, carnales políticos y un Congreso sudcaliforniano omiso.
El Aguililla Cola Roja nos muestra con orgullo el sentido de pertenencia.
Políticos, pongan atención a la presencia de aves en Los Cabos: al no destruir este lugar tan bello al final de la tierra, por igual se cuida que no haya miles de familias en zonas de riesgo en Cabo San Lucas.
Políticos entiendan que en el caso de San José del Cabo al evitar que las aguas negras lleguen al estero josefino no sólo se salva una bendición natural para aves endémicas y migrantes en el lugar, se lograría que miles de familias tuviesen drenaje y por tal que hubiera una nueva planta de tratamiento de aguas residuales de 700 o mil litros por segundo.
El sentido de pertenencia de las aves, el sentido de responsabilidad social del político para un mejor destino.
Con un manejo de edición los cables y el poste de la CFE se pudieron haber borrado y dejar al ave en su vuelo con todo ese fondo bello de la había, lo que sin embargo sería trampa.
La realidad de Los Cabos por tal no quiere más trampas del político, ¿cómo borrar la realidad? Por supuesto con acciones. La palabra del político que no deja huella es olvido y frustración.
El Aguililla Cola Roja nos da testimonio de sentido de pertenencia: con ese orgullo de pertenencia y cuidado se debe abrazar a Los Cabos.