David Rojo
Andrés Manuel cuando en unos días más llegues a Los Cabos será inevitable que no pases o veas los Monumentos a la Corrupción permitidos por gobiernos municipales, tanto en Cabo San Lucas como en San José del Cabo
Son por igual monumentos a la impunidad levantados, con licencias de construcción municipal otorgadas hace tres lustros, en medio de los arroyos. Centenares, miles de familias obreras, despertándose cada amanecer con la pesadilla –a cada temporada ciclónica– de que les vendieron viviendas en medio del arroyo.
Si llegas al aeropuerto de San José del Cabo y te diriges por el libramiento carretero a Cabo San Lucas, recién salgas de la terminal aérea pide a la comitiva que se detenga en el primer puente pasando la caseta de cobro:
El puente es la boca de un gran cañón que apunta en contra de los edificios habitacionales familiares. Se hizo un muro de protección. Sin responsables.
Si te vas por la llamada Ciudad Lineal –del aeropuerto hasta el bulevard Castro—todos esos miles de asentamientos por políticas públicas municipales fallidas, omisiones, simulaciones y números públicos que están bajo auditorías las que hasta el momento nunca llegan a nada, enfrentan el terrible déficit en el tratamiento de las aguas residuales.
¿Y esas aguas negras, Andrés Manuel, entonces, a dónde van a dar?
–Al estero de San José del Cabo. Hasta 300 litros por segundo de aguas residuales se llegan a descargar en eso que se llama Reserva “Ecológica” Estatal.
El problema es que el “estero” vive sus últimos días. El costo social por las políticas públicas municipales fallidas nutre en este caso la preocupación con fundamento:
¿A dónde irá a dar ese volumen de aguas negras si se seca el estero?
No es sólo una cuestión ambiental, va al costo social de una mala planeación e ineficiencia en el manejo del desarrollo urbano municipal:
Se percibe que esas descargas brotarán por calles y colonias, o a la bahía. Lo de las descargas de aguas negras por vías públicas ya sucede desde hace años en pleno primer cuadro urbano de la ciudad de San José del Cabo. Nada agradable para visitantes y avecindados.
El Fonatur le advirtió al gobierno municipal de Los Cabos en julio de 2019: “crecimiento urbano descontrolado de algunas áreas del municipio”.
Pero, no se atendió el fundamento de la expresión signada en documento oficial. Un lustro después se agudizó el problema que refería el Fonatur sobre las descargas sin planeación, sin control, ni inversión pública municipal en materia del tratamiento de aguas residuales.
Por la ruta que vayas:
Si llegas por el aeropuerto de San José del Cabo—para inaugurar las obras que están en la agenda presidencial te toparás con una u otra cosa.
Si llegas por Cabo San Lucas y te diriges a la calle Tamaral por igual relativamente cerca estará Chulavista y otros asentamientos con la carencia de los más elementales servicios y obras públicas. Chulavista sin protección alguna del desborde pluvial. Se trata Chulavista de edificios habitacionales familiares en medio de dos arroyos. De ese peso terrible fueron las licencias municipales de construcción otorgadas con tres lustros de por medio y lo que se dice para las familias obreras, con el Jesús en la boca, a cada temporada ciclónica.
¿Y la reserva territorial municipal? Nada.
Es brutal el déficit en el tratamiento de aguas residuales. Sin responsables ni corrección en el destino municipal.
No sólo es el déficit en el tratamiento de aguas residuales que se entuba: hay miles de asentamientos ¡sin drenaje!
Es decir, cuando corre el viento se lleva el polvo por doquier con todos los residuos que dejan esos asentamientos sin drenaje y que, finalmente, todos respiramos.
Ya le pregunté al gobernador Víctor Castro, de manera pública en este espacio de Tecla 7/6 sobre las 589 hectáreas que deberían integrar la superficie en San José del Cabo de la Reserva Ecológica Estatal y por lo de las propias consecuencias en contra de la sociedad por esas descargas de aguas negras, ya próximo a quedar destruido el estero. Y por igual de esta realidad urbana municipal que lastima.
También, en este espacio, le referí al presidente municipal electo Christian Agúndez Gómez que yo no le preguntaría que él mismo se preguntara sobre las consecuencias sociales que vendrán si se seca el estero. Y por igual le he referido que es un desastre de la realidad urbana de Los Cabos que enfrentará a partir de dos meses.
Por supuesto, no hubo respuestas.
Y por qué a ti, entonces, estas reflexiones. ¿Y a quién mas?
Los Cabos está mal, muy mal, sin responsables ni corrección, en el desarrollo urbano:
Miles sin drenaje, miles sin agua potable, miles en zonas de riesgo, con el brutal déficit en el tratamiento de aguas residuales.
Vamos, hasta banquetas públicas para peatones y puentes peatonales le quitan al pueblo.
Hasta eso.