David Rojo
Debes de haberle visto en mas de una ocasión aletear en tu entorno o cerca de ti: colibrí de Costa –Calypte costae–.
Se trata de un ave pequeña que se considera que no sería mayor de 9 centímetros, pero es todo un potencial de vida.
Es bella y todo un ejemplo de vida.
Su pequeño tamaño no detiene sus múltiples aleteos. Es un ir venir de elegancia, dinamismo, color
Y llega hasta Cabo San Lucas, al final de la tierra peninsular.
Sí, se tiene en Los Cabos.
Y el ejemplo de vida que es este chupamirto debería de contagiar y sacudir conciencias para cuidar del hábitat de esta región sudcaliforniana en el que ha vivido y vencido a las centurias.
Como sociedad nos vemos mal –ya no se diga de malos e ineficientes gobiernos– nada más con la vergüenza que se tiene del Estero de San José del Cabo en donde la palabra del gobernante no hace huella.
El colibrí ha vencido centurias, que las siga venciendo.
Que siga con sus aleteos, con su color, con la alegría de saludarnos.
Nos saluda y se pone de pose para la fotografía.
Nos dice, “aquí estoy. Quiero seguir estando”.