Libro
David Rojo Reyes, Pablo Linares, David Rojo Pacheco, Emer García
El cielo y la tierra se miraron por un rato. Luego, miraron hacia el nido en donde la vida incubada era tan frágil y pequeña al coromuel.
–Tú estás tan cerca del huevo, le dijo un enternecido cielo a la tierra. ¿De qué tamaño es?, insistió, desde la altura, sin dejar de estar conmovido.
La tierra, no podía moverse y estirarse para ver. Estirarse sacudiría por valles, ríos y montañas.
–En que aprietos me pones cielo,- le respondió la tierra. Pero, la tierra no pudo evitar dos lágrimas al quedar emocionada al extender mas la mirada al nido.- Como dos centímetros, estimó, la tierra.
Cielo y tierra se volverían a mirar. La tierra le daría su color a la hembra, el cielo su color al macho.
¡Vuela, Falcao Sparverius!
Sin fronteras, se extendería por toda América.
La vida aleteaba.
Le llaman un ave común. Para la naturaleza un éxito de vida.
Aparte de extenderse con su cuerpo de escasos 27 centímetros por todo el continente americano, llega a vivir una década.
En Los Cabos, con la Sierra de La Laguna, las partes bajas semidesérticas de matorrales y cactáceas, y con los litorales del Pacífico y del Golfo de California que le bañan, hay festival de colores con vida del cielo y la tierra. El Halcón Cernícalo Americano se desplaza con el café, azul, naranja y puntos negros.
Los Cabos es la tierra, al final de la tierra, del Festival del Halcón Cernícalo Americano. Desde Sol de Mayo a Santiago; de La Ribera a Buena Vista; de Santiago a Los Frailes; de Cabo Pulmo a Las Viroramas; de Miraflores a Caduaño; de Las Cuevas a Santa Cruz; del Estero de San José del Cabo a la Mesa de Santa Anita; de La Playa a Zacatitos; de la Presa San Lázaro al cerro de La Chiva; de Costa Azul a Querencia; de El Tule a Cabo del Sol; de Cabo San Lucas a Migriño, hay una pequeña ave que escapa a la lista de especies en peligro de extinción.
Hace de colores y fiesta su vida. Cuando da vida, cuatro o seis polluelos saldrán de los cascarones. Cuatro semanas después, a volar. Vida en Los Cabos.
El cielo tiene competencia. Se ha visto en ramas al Halcón Cernícalo Americano, y hasta allá, a lo lejos, el avión.
También, la pareja falcao sparviterius se deja ver por entre los cables de alta tensión y como fondo, en la bahía de Cabo San Lucas, el monumental crucero turístico.
Este documento, el Festival del Cernícalo Americano, es testimonio fotográfico de esta vida y sus colores, en pareja del pequeño halcón con el fondo del Arco de Cabo San Lucas, con el fondo del crucero, la luna o el avión. La coexistencia de un desarrollo turístico que, sin destruir, se puede dar con la propia naturaleza y su fauna.
Es todo un festival la estampa en páginas de este II Tomo, del compendio El Paraíso también tiene alas, esa estampa lograda del Cernícalo Americano en pleno vuelo con varios elementos como el cactus, el crucero turístico, el parachute y el imponente y milenario Arco al final de la tierra.
También, el Cernícalo es parte del paisaje residencial, incluso por entre tubos de paredes se les ve posar.
Al final de la tierra el halconcillo –para los locales gavilancillo– es éxito de vida.
En el corredor turístico San José del Cabo-Cabo San Lucas, en la Mesa de Santa Anita, en la Mesa de Buena Vista, en parejas o solitarios se les ve perchar.
Cuando la hembra vuela –un poco mayor que el macho—le acompaña el color café que la diera la tierra; cuando el macho vuela le acompaña el azul que le diera el cielo.
Aletean y se posan al viento. Son inconfundibles con la raya negra que les baja por cada lado de la cara. Como inconfundible es el Águila Pescadora, con su antifaz de bandolero, que de manera permanente, aún en verano, se posa en el mirador de Costa Azul, abajo del letrero carretero que alude San José del Cabo, como dando cuenta de su acta de nacimiento.
Es orgullo ser de Los Cabos.
Paraíso compartido.
Si los pequeños se hacen gigantes en esta tierra, hay que cuidar a esta tierra, para que cuando el cielo y la tierra y el vecino mar, miren hacia é, le sigan dando sus colores, sus vidas. Ya el viento las mecerá. Después de cada huracán siguen aquí, se les ve. Por igual que nosotros nos sigamos viendo.
No despintemos a la naturaleza.
Introducción, David ROJO.
70-90 GRAMOS
El Cernícalo Americano (Falco sparverius) es la rapaz más pequeña del continente americano, el tamaño de los individuos varía mucho por subespecie y según la región donde se encuentren siendo por lo general los que se encuentran más al norte del continente los de mayor tamaño y los de Centroamérica los más pequeñitos. Como el lector puede apreciar en este libro existe una diferencia entre machos y hembras no solo por coloración sino también por tamaño los machos más pequeños rondan entre los 70 y 90 gramos y las hembras pueden llegar a pesar hasta 165 gramos.
Los cernícalos americanos se pueden encontrar de forma regular a lo largo de Norte América. Son clasificados como anidantes de espacios cerrados, anidando en la región de Los Cabos casi por completo en agujeros en cardones, ellos toman estos espacios de nidos abandonados de pájaros carpinteros o recovecos formados de manera natural, escogen estos sitios en áreas con abundancia en comida. Los cernícalos son cazadores muy versátiles que se alimentan de insectos, mamíferos, reptiles y aves dependiendo de la región donde se encuentren. Los cernícalos cabeños se alimentan mayormente de saltamontes, cachoras y gorriones. En nuestras correrías incluso hemos visto a las hembras más grandes cazar tortolitas en el monte y tordos cerca de establos.
A pesar de que muchos estudios proponen que el cernícalo es primordialmente insectívoro, es notorio que prefiere el alimento de animales vertebrados y que los insectos son una opción cuando la cacería no fue exitosa, por lo tanto, recurren a una fuente de alimentos mas abundante y sencilla de cazar, pero también rica en proteínas.
Para formar pareja el macho comienza la búsqueda de una hembra a lo largo del territorio, una vez localizada una posible pareja comienza el cortejo, para lo cual el macho realiza en vuelo grandes círculos haciendo constantes llamados, si la hembra acepta volará junto a él para finalizar posándose ambos en una percha y cerrar su unión con una cortés reverencia y regalos de alimento por parte de ambos, símbolo de complicidad en la ardua labor que vendrá por delante.
La anidación comienza aproximadamente en los meses de abril y mayo cuando las parejas de cernícalos (los cuales son monógamos) comienzan a buscar una cavidad ideal para poner sus huevos. Una vez localizado el espacio ideal, la hembra pone a lo largo de dos días de 4 a 5 huevos, es cuando la ardua tarea comienza ya que macho y hembra se turnan en cuidar los huevos volteándolos, ventilándolos, pero sobretodo cuidarlos de otros depredadores, como lo son lechuzas, tecolotes, serpientes, iguanas y babisuris. Los huevos tardan alrededor de un mes en eclosionar, los pequeños bebes nacen desprovistos de plumas solo posen un fino plumón (como un peluche) que cubre su cuerpo y los protege del clima, enfermedades, infecciones y parásitos; después éstos necesitarán un mes más de cuidado para crecer y emplumar en el que sus padres se turnarán para cazar y llevarles alimento, el ciclo familiar de los jóvenes cernícalos concluirá con el aprendizaje que tendrán de sus padres los primeros vuelos y la cacería a lo largo de un último mes. Y después partirán en busca de su destino, su propio territorio y pareja.
Introducción, Emer García.