David Rojo
La candidatura del PAN (junto con el PRI, PRD, PRS y el PHBCS en la alianza ¡Juntos por Baja California Sur!) registró –el pasado 2 de junio– 47 mil 622 votos durante el proceso electoral para elegir presidente municipal de Los Cabos.
Entonces, qué diablos pasó para que cinco meses después de los respectivos comicios municipales, Rigoberto Mares, obtuviera apenas ¡139! votos en Los Cabos al ser electo dirigente estatal del PAN.
Si se desglosan esos 139 votos en cuanto a lo registrado en cada delegación municipal (Cabo San Lucas, Miraflores, Santiago y La Ribera) y la propia cabecera municipal (San José del Cabo), queda una figura política patética de las cúpulas estatal y municipal del PAN.
Es decir, ¿50 votos para Mares en Cabo San Lucas? ¿Otros 50 votos en San José del Cabo? Y lo demás por la zona rural: ¿12 votos en La Ribera? ¿12 en Miraflores? ¿15 en Santiago?
Vaya de lo que está hecho la cúpula estatal del PAN y lo que se complete con la cúpula municipal panista en Los Cabos. Pero, a esta cúpula no falta que se les crucen políticos como Ernesto Ibarra. Perdiera o ganara Ibarra esta cúpula panista ya tenía en la bolsa posiciones plurinominales. Perder, pero ganar. La cúpula panista tiene bajo control los cotos de poder de la representación proporcional; a las candidaturas las calles con el haber si ganan.
Si a Mares le salen a favor 139 votantes panistas, cuando Ibarra tuvo 47 mil 622 votos con apenas cinco meses de diferencia se exhibe ausencia de trabajo político y la distancia impuesta desde la cúpula del PAN a las banderas sociales que deberían de asumir en Los Cabos. Tan cuestionable realidad política panista que se extende, finalmente, desde Cabo San Lucas hasta Guerrero Negro.
Que la cúpula del PAN busque a más Ibarra, a más Xóchitl…