David Rojo y David Rojo Jr.
Un movimiento tras otro; una tras otra.
Un cuerpo que se extiende en medio del viento. Y de las nubes. Y de los mismos rayos del sol.
Y que suma otro y otro y otro.
De los centenares se pasa a los miles.
El cielo se llena de figuras únicas. Tal cual de años se nutren los lustros, las centurias, los milenios.
El tiempo y el horizonte que están con ellas…hasta que el milenio les alcance.
Y esta vez, como cada año, han estado de regreso.
Han pasado días de aquel lunes 12 de octubre de 2022. Aun queda latente el tic tac por el registro de los cuerpos con alas que cruzaban el horizonte con jornadas anteriores que habían reportado hasta 200 mil aves. Aquel lunes se multiplica el tic tac.
Por aquí por allá se va registrando el paso de aves. Para el día siguiente se advierte que habrá “norte” con sus lluvias, viento y nubes grises.
Y en efecto al día siguiente es un mal día para el avistamiento. Pero, el lunes bellísimo: registradas mas de 40 mil aves.
La costa y el valle se funden en el escenario para hacer del paisaje un embudo plumífero en la parte central veracruzana; se trata de Ciudad Cardel, a corta distancia del Puerto de Veracruz, a contados minutos de Chichicaxtle, en donde se encuentra el Observatorio Nacional del Río de Rapaces.
La mañana de ese lunes había iniciado con Cardelia, un halcón Peregrino, posando en las antenas frente al hotel Bienvenido. Con el tiempo se ha tratado de una imagen familiar para quienes tienen que ver con el proyecto del Río de Rapaces; en otra antena un grupo de zopilotes aura que pudiesen haber llegado de California esperando los rayos del sol para agitar sus alas y poder reemprender el vuelo. Hacia el Oeste, el Pico de Orizaba.
Eran las 9:00 horas. El lunes es el día en que cierra el Observatorio Nacional, no obstante de manera gentil personal del proyecto de Río de Rapaces extiende la invitación para que se pueda visitar el lugar el mismo lunes: “las puertas están abiertas”, comparten para que uno vaya.
A las 9:30 nada. El cielo limpio. Visitantes extranjeros empiezan a verse en la azotea del hotel. Aparte, el grupo de quienes tendrán la jornada del registro de aves, han levantado una carpa en plena azotea.
El sol se ha anticipado.
El día y su clima empiezan a pintar bien. Pero, la cámara, salvo por Cardelia y los zopilotes aurea, sin hacerse obturar. El horizonte aun sin llenarse de plumas con ese testigo milenario, que es Veracruz.
Leves líneas del Pico de Orizaba se observan al oeste; y por el norte, nada. Acaso la chimenea del ingenio azucarero que sobresale por entre el paisaje local.
La paciencia, no obstante llena al entusiasmo.
Y de momento ¡lo increíble!
Empiezan a verse.
Vienen unas y otras.
Se está en medio de la ruta a centroamérica, a Colombia, a Brasil.
El cielo se llena de aleteos todos.
Por aquí por allá.
El tripié de la PMil termina arrumbado; imposible el soporte de la cámara para tirarse en la azotea o moverse rápido de un punto a otro.
Es impresionante tantas aves sobre de uno o los lados.
El entusiasmo genera un estallido de emociones todas: se escucha la voz que anticipa la formación hacia el oeste de un vórtice al que llegan decenas, centenares de aves. Destacan los zopilotes aura, las aguilillas Swaison. Y en medio de esa vorágine de aleteos todos se va acercando una parvada de decenas de cigüeñas.
¡Otro vórtice!, se escucha el grito. Y otro más. Y desde el norte se ve la línea de centenares de aves. El embudo. El cielo se llena de vida.
Vienen del Canadá y de Estados Unidos y van al sur. Otra temporada mas del Río de Rapaces.
Han pasado por esta región veracruzana en medio del viento, las centurias y los milenios.
Hasta que el milenio mismo les alcance, porque se les sigue masacrando el horizonte desde que agitan las alas para emprender la cita con la migración de miles de kilómetros.
A lo lejos el zoom a 3000 milímetros de la cámara captan un gavilán desplazándose solo.
Las horas han traído otro aletear de alas mas débiles. Pero no menos potenciales en otro magnífico espectáculo: miles de mariposas surcan por entre las calles de Cardel.
Cuando comience a caer la tarde habrá otro momento mágico de aves locales negras y su poderoso graznido que se apodera de manera masiva de la plaza pública.
Grandes y pequeñas son parte del viento.
Las plumas que aún no se ha llevado el tiempo.
Aletear que ha resistido a los milenios. Mucho antes que totonacas y olmecas.
Hoy, se contabilizan entre 4 y 5 millones de aves a cada temporada; el viaje pudo haber sido de mucho mayor potencial dos mil años atrás
Veracruz que en todas estas centurias todavía les saluda.
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Cardelia, Halcón Peregino par6te del paisaje en Cardel, Veracruz. Foto: David Rojo.
Cd. Cardel, Ver.- Más de 40 mil aves en el reporte del lunes 12 de octubre de 2022. Foto: David Rojo.
Cigueñas en medio del Río de Rapaces en Veracruz hacia centro y Sudamérica. Foto: David Rojo
Cd. Cardel, Veracruz.- Todo un impresionante espectáculo con miles de aves el Río de Rapaces.
Cd. Cardel, Veracruz.- El cielo se llena de plumas, miles y mas miles de aves durante el Río de Rapaces.