David Rojo
Los Cabos gran ventana al universo.
Una opción no sólo para el disfrute de turistas, sino como un elemento más para fortalecer el sentido de pertenencia en Los Cabos.
Sin embargo como todas las cosas buenas que no se aprecian ni se promueven ni se enseñan en Los Cabos, así pasa con el hecho ignorado el que esta región sudcaliforniana –en medio de dos mares– sea uno de los mejores y más privilegiados sitios en México para la observación, registro y fotografía estelar.
Y cómo no se va a dar la indolencia política, en cuanto a la importancia del sentido de pertenencia local, no sólo con el impresionante cielo nocturno al final de la tierra, si desde el poder público municipal –ahora con el tercer gobierno municipal morenista al hilo– el Museo Paleontológico Marino de San José del Cabo -a un lado de la Casa de la Cultura josefina– lleva años abandonado, aun cuando contiene una pieza de colección mundial: un cetáceo totalmente fosilizado con su cabeza, vértebras y costillas, donado en su momento por el ex Regidor Enrique Navarro.
Qué decir del Museo de Historia Natural de Cabo San Lucas al que se le asignan plazas por cuestiones políticas pero ni un biólogo-paleontólogo, ningún curador de fósiles, ningún arqueólogo, ninguna plaza con el dominio de inglés para atender a visitantes extranjeros, cuando el recinto cultural cuenta con el extraordinario fósil de una cebra –de dos a tres millones de años de antigüedad localizado al Norte de Los Cabos–; de plano que Los Cabos debería de darle un reconocimiento permanente al Maestro Roberto Cuétara por toda su entrega y dedicación al recinto cultural. El Museo de Cabo San Lucas es un orgullo local al que no se le debería dar trato de grilla como ocurre a cada trienio municipal.
Ahí está la riqueza arqueológica de la playa El Médano –en algunas cajas en La Paz– que desde el gobierno municipal de Antonio Agúndez quedó pendiente una carta para que el INAH enviara al recinto cultural las piezas arqueológicas, dado los entierros y el asentamiento milenario del lugar.
Y ante esta riqueza cultural para detonar el sentido de pertenencia local ¿en dónde diablos está la mirada del poder público, del sector empresarial, de los sindicatos?
No obstante, tratándose del cielo nocturno para el sitio de comunicación Los Cabos Extraordinario, llegar al registro fotográfico de 50 constelaciones –como se divulgó ayer con la constelación Dragón– ha resultado una grata y vigorosa experiencia.
Aquí se mira hacia adelante con todo lo extraordinario de estas tierras cabeñas.
Al documental Olvidados seguirá el de Los Cabos, gran ventana al universo.
El periodismo y su testimonial. Qué pasó, los políticos se ven cansados. No vayan atrás.