David Rojo
–¿Qué sienten?
–¿No están indignados?
¡Esos de Morena en Los Cabos!
De plano, ¿nada?
Vaya bandera política municipal morenista.
Bien cruzadota por el pecho la banda de la simulación.
La línea política de lo omiso.
Carlos Ramírez Marín y Alejandro Murat, ambos estuvieron en Los Cabos cuando el devastador paso del huracán Odile, en septiembre de 2014; Ramírez, secretario de la Sedatu; Murat, director general del Infonavit.
Ambos llegaron con el ojete de Peña Nieto –quien el 2017
pulverizara las pensiones a millones de pensionados al aplicarlas con el UMA con lo que se reduciría hasta un 50 por ciento el monto respectivo–.
En ese 2014 quedó más que expuesta la fragilidad de las viviendas –como así lo definiría el propio Peña Nieto ante sus entonces subalternos– en medio de zonas de riesgo.
Se prometió reubicaciones. Con la atención presidencial y sus propias instrucciones se esperaba que miles de familias obreras tuvieran otro amanecer y no la pesadilla de estar en medio de los arroyos.
Pasó lo del huracán Odile.
La pesadilla siguió para esas miles de familias. Nada de Sedatu, nada del Infonavit con todo y la evidencia de créditos de la institución despojados a los trabajadores con desarrollos habitacionales en medio de arroyos en Cabo San Lucas y San José del Cabo.
Sin embargo la indolencia política tuvo premios: con los colores priistas Ramírez en el 2015 se iría de diputado federal y Murat de gobernador de Oaxaca.
El PRI triunfaba con la indolencia política –como hoy mismo se exhibe de indolente la dirigencia sudcaliforniana priista, no cambian–.
Tres años después del huracán Odile, en el 2017 la tormenta tropical Lidia haría colapsar dos edificios habitacionales en medio de arroyos.
Nada se había hecho por esas frágiles viviendas.
Pero, el PRI ya no está en el poder. Ahora, Ramírez y Murat se visten de la llamada 4T.
En verdad, ¿no sienten nada morenistas de Los Cabos por sus nuevos compañeros?
Acaso, tampoco nada qué decir por el pronunciamiento clasista de la comisión edilicia de Desarrollo Urbano del XV Ayuntamiento de Los Cabos en favor de la propiedad de privada de potenciales inversionistas –con cuatro kilómetros con frente de playa en el camino costero a Cabo Pulmo–, pero evidenciando desprecio por la propiedad de familias obreras en condición de riesgo para vidas y bienes.
Sí, entonces ¡viva la simulación! ¡Viva lo omiso!
Vaya banda que se cruza en ese pecho morenista.
Si se siente feo que el partido que tenemos esperanza que cambie la corrupción del país acepte semejantes corruptos, al texto le hace falta el partido que permitió la construcción. Solo eso le hace falta, para que a nadie se nos olvide cada uno de los corruptos que fueron participes de esto.