David Rojo
Sonríe el gobernador Víctor Castro.
Sonríe, también, el presidente municipal Christian Agúndez.
Detrás, de otros rostros y más sonrisas, la parroquia de San José del Cabo.
El simbólico listón de las llamadas Fiestas Tradicionales josefinas ha sido cortado.
Animados por el momento Víctor y Christian alzan las tijeras usadas.
Les aplauden.
Toda una lista de cantantes.
Luces.
Juegos mecánicos.
La feria.
Millones de pesos del erario público.
Y tienen ¡cinco mil 500! empleados en la nómina municipal de Los Cabos, ¡para celebrar con más ganas!
Víctor bien abrigado, Christian con chamarra, color negro, de cuero. Christian, es el único que a primer cuadro se luce con sombrero; hasta el fondo, en la última línea, sobresale otro asistente, contento, con sombrero blanco. Dos sombreros.
La parroquia de San José del Cabo atrás, el párroco Juan al frente.
No se ve en primera línea a Narciso; sí a Luis Armando Díaz, diputado federal y a Rigoberto Arce, tesorero municipal, ambos, al momento del corte del simbólico listón, hacen flotar en el ambiente municipal el 2027.
Están de fiesta.
El poder está de fiesta y sonríe.
Ahí están los millones para los festejos.
Corre la música.
Se mueven los juegos.
Las papas.
Las cervezas
Las canicas.
Los algodones.
Los caballitos.
El poder está de fiesta y sonríe.
La tijera usada por el sonriente poder local para el corte del simbólico listón, no alcanza sin embargo para cortar políticas ineficientes y fallidas en Los Cabos; después de esa noche del político sonriente Los Cabos seguirá con el presente perdido.
Se cortó el simbólico listón de los tradicionales festejos josefinos de Santo Patrono y también al pueblo se le ha cortado el abasto del agua; se cortó sí ese simbólico listón como se ha cortado en este presente la certeza por un mejor desarrollo urbano.
Y esa sonrisa del poder que no llega a las miles de familias en zonas de riesgo, la sonrisa del poder que no se convierte en justicia en contra de quienes liberaron licencias municipales de construcción para desarrollos habitacionales en medio de arroyos.
El poder político está de fiesta, en los hechos la cruel expresión que se han llevado al baile al pueblo.

Totalmente de acuerdo con tu comentario, deberian de gastar ese dinero en proveer agua e infraestructura.