David Rojo
Los Cabos se encuentra en medio de la ruta ciclónica. Pero, hay telarañas en el cielo. El cableado del suministro eléctrico de la CFE debería ser subterráneo, sin embargo el cableado se encuentra expuesto al aire libre a cada temporada ciclónica.
Hay telarañas en el cielo. Y lo que debería de ser una digna estampa como uno de los lugares más atractivos de México, el paisaje se contamina en lo visual.
La anarquía en el crecimiento demográfico, el desastroso desarrollo urbano y las cada vez más miles de familias asentadas en zonas de riesgo, son lamentables elementos que se funden en este lamentable presente perdido en Los Cabos, con un paisaje, además, al que se contamina en lo visual.
Lo que debería de ser una propuesta de lugar de primer mundo (dada la calidad en el mercado internacional turístico que distingue a Los Cabos) tiene telarañas en el cielo.
No sólo por estar Los Cabos en medio de la ruta ciclónica esas telarañas en cielo están expuestas y lo que signifique en incertidumbre o no para el suministro eléctrico, sino que también son riesgo para esa vida alada que ha estado aquí durante milenios.
Aletea el Aguililla Aura ahí están las telarañas en el cielo.
Aleteo el Aguililla Cola Roja y ahí están las telarañas en el cielo.
Aletea el Cuervo grande y ahí están esas telarañas en el cielo.
Aleta esa vida más veloz del mundo y en esa picada a 300 kilómetros/h del Halcón Peregrino hay telarañas en el cielo.
Y se ve horrible ese cableado al aire libre.
Y sí hay un PDU –Plan de Desarrollo Urbano– lo que da discurso político. Pero, la realidad no da para palabras con un presente perdido.