David Rojo
Visión, estrategia, compromiso y, por supuesto, buenos –no malos– resultados, es esencial en todo accionar por y de la sociedad.
Sin esta esencia se va a ciegas. Y por tal razón en casos como el desarrollo urbano sólo va de mal en peor. Los Cabos es un ejemplo de ello. El discurso político de primero el pueblo y todo lo decide el pueblo es parte de esa demagogia política que tanto nos hizo protestar y ganar calles en los 70s.
El discurso por el pueblo en Los Cabos no ha tenido nada de sustento.
El sexenio sudcaliforniano 2021-2027 lleva tres años, y suma en Los Cabos ya el tercer gobierno municipal morenista al hilo:
1.- Cómo se llegó entonces a la “muy lacerante realidad en Los Cabos” advertida desde palacio nacional.
Desde 1999 en Baja California Sur se han dado dos gubernaturas perredistas, dos panistas y morenista lo que va de la quinta –de las cinco al hilo–, desde aquel año en el que el PRI no ha vuelto a despachar en Palacio de Cantera de la ciudad capital paceña.
Los que ejercen el poder con sus coincidencias o distanciamientos, con sus alianzas ( aquella unidad de las izquierdas sudcalifornianas leonelista y agundista) y hasta el extremo de los abrazos de carnales políticos sin ningún rubor político como el enviado por el gobernador Castro a Leggs. Y de los que alguna vez coincidieron en el PRT –ajeno al PRI–, como Víctor Castro, finalmente, terminaron ejerciendo el poder con los mismos.
El pasado y el presente son de esta clase política. Con colores varios, pero los mismos.
Hay un resultado de brutal marginación urbana para miles de familias; miles de familias, además, asentadas en zonas de riesgo. Y mientras hay cinco mil 500 plazas laborales municipales en el Ayuntamiento de Los Cabos, en terrible contradicción desde hace décadas se tiene la misma y cada vez más rezagada infraestructura de agua potable, hasta el extremo de licencias de construcción para la edificación de unidades habitacionales en medio de arroyos de Cabo San Lucas y de San José del Cabo.
2.-Ya hay consecuencias políticas.
Christian Agúndez, aún cuando presidente municipal anfitrión no estaba alzando el estandarte del inicio del programa nacional de vivienda, cuando lo hacían desde Cabo San Lucas la presidenta Claudia Sheinbaum y el gobernador Castro.
Posiblemente se le vea en otro evento. Quizás cortando el listón inaugural de las primeras 500 viviendas. Pero, en el evento presidencial del reflector nacional, no.
Lo dijo claro la presidenta de México “si van a Los Cabos es triste y muy lacerante su realidad”.
Desde el tiempo político en el que Christian Agúndez era expectativa como presidente municipal electo, en uno y otro despacho de Tecla 7/6 se insistió por el anuncio de acciones estratégicas. Y no, nada de ello, hasta la fecha.
Ya se han dado dos hechos:
1.- La advertencia sobre la realidad “muy lacerante” de Los Cabos desde palacio nacional.
2.- La ausencia del presidente municipal anfitrión en el anuncio presidencial del programa nacional de vivienda.
A estos hechos debería de estar reaccionando con visión, estrategia, compromiso, el poder político local. Pero, no. No sabe ni para qué diablos va a servir o se va a usar el ingreso que podría significar hasta mil millones de pesos en el trienio municipal cabeño 2024-2027 lo del pago por el derecho de Saneamiento Ambiental que cubre todo huésped del hospedaje en Los Cabos.
Vamos, ya hasta se le debería de haber hecho la llamada al urbanista paisajista con reconocimiento nacional e internacional, Víctor Márquez, por el estero de San José del Cabo, cuyo proyecto resolvería de entrada el déficit en el tratamiento de aguas residuales de San José del Cabo.
Tiempos, entonces, de visión, estrategia y compromiso social con el propio trazo de beneficios sociales en la política local.
Y no para abonar a más inacción que sea causa de una tercera postura presidencial hacia Los Cabos.